Matías Navarrete
Fundador y coordinador de AWEN Fútbol Club
Pasión por el fútbol
La vida me ha conectado desde los 4 años a uno de los deportes más bonitos que existen. Me he formado en Boca Juniors durante 11 años y luego he desarrollado mi carrera como jugador profesional en distintos países del mundo. Esta experiencia adquirida me dio la valentía de crear mi propia Escuela de Fútbol para poder trasmitir mis propios valores y filosofía de vida obtenida en años anteriores. A su vez me he formado como entrenador y presto servicios a los clubes en el area de Tecnificación. Me apasiona el Fútbol Base y el fútbol en general. Gracias al deporte soy la persona de hoy e intento inculcar los valores fundamentales de la vida a través de mis clases.
El deporte, un espejo de la vida
El fútbol me dio todo aquello que no sabía que necesitaba: sabiduría, paciencia, amor, autenticidad y muchas experiencias que me ayudaron a transformarme.
En este breve texto me gustaría contar un poco de qué manera lo hizo…
Desde pequeño empecé a jugar con tan solo 5 años, era uno de los momentos más lindos de mi vida cuando entraba a la escuelita de fútbol, esperaba ansioso el momento de llegar y empezar a jugar. No tengo tanto recuerdo, solo imágenes ya que dicen que cuando uno está en el momento presente, realmente disfruta al 100%.
Pero si puedo tener los recuerdos de lo que sentía y era pura felicidad, plenitud.
Fue pasando el tiempo y me destacaba un poco entre los demás niños por lo que me llevaron a una de las mejores escuelas de fútbol del mundo, Argentinos Juniors, que luego pasarían jugadores y entrenadores a formar parte de Boca Juniors.
De los 8 a los 13 fue una etapa de puro aprendizaje adquiriendo los recursos necesarios para ser un jugador profesional. Es una etapa que recuerdo como la etapa de éxito, era uno de los mejores jugadores de la edad y recibía halagos allí por donde iba.
De los 13 hasta los 18 años, el final de las Divisiones inferiores, comenzó otra etapa, la que fue muy distinta y difícil para mí, apareció la competencia, el ego, la hiper responsabilidad, características que lograron tapar el amor que yo sentía por el balón, por el fútbol. Claro, cuando uno adquiere una conducta o unos hábitos y los repite por mucho tiempo los va haciendo parte de uno mismo. Ahora, con la experiencia que tengo, puedo decir que no lo es, que uno en su niñez mientras crece va observando el comportamiento en primera instancia de sus padres, profesores, familiares, amigos y el conjunto de todas las observaciones más la propia hacen nuestra personalidad.
A los 18 término las Divisiones Juveniles y tengo que salir al mundo a vivir de lo que me había preparado tantos años, Jugué aquí en Europa unos años pasando por España, Hungría, Grecia, Portugal, Luxemburgo y en Argentina también.
A partir de los 18 hasta mis 24 años lo llamo la etapa de vacío, fue una etapa en la que buscaba y buscaba y no encontraba. Fue una etapa dura en la que nada me llenaba, pero claro donde buscaba nunca encontraría nada.
A la edad de 24 años aproximadamente comenzó una etapa nueva, yo la llamo Despertar, a raíz de distintos sucesos, como por ejemplo un curso de respiración, hasta formar mi propia familia transformaron totalmente mi vida, fueron 4 años vertiginosos, emocionantes en el que mi visión cambió 360 grados y mi felicidad fue en aumento.
El fútbol me enseñó de la vida
Cuando uno es niño empieza a jugar por diversión, por amor, ya sea al fútbol o cualquier deporte, cuando uno es niño, es lo más puro que hay sobre la tierra, pero claro como dije antes, luego empezamos a interactuar con el exterior, y ahí quiero hacer referencia, en el exterior, ya que fue lo que a mi me alejó de jugar por amor y jugar por diversión. Empecé a buscar fuera lo que siempre tuve dentro, una carrera por conseguir cosas que nunca alcanzaría.
En la etapa de vacío ya no jugaba más para mí, lo hacía por el resultado, por el entrenador, por la aprobación y eso me llenó de dudas, miedos, fobias etc.
No quiero extenderme mucho pero hoy con toda la experiencia que formé quiero guiar y ayudar a tod@s l@s niñ@s a que nunca se desvíen de su entusiasmo y de su amor por el juego. A mostrarles lo puro que son y a quitarles todas las barreras para que jueguen desde su esencia y no se sientan condicionados por algo externo.
Al fútbol yo lo llamo un curso acelerado de la vida, en el que te lleva a maximizar tus virtudes y defectos para así poder verlos con mas claridad y transformarlos.